Muchas
personas disfrutan de las relaciones sexuales sin conocer sobre aquellos lugares
que producen un mayor placer como es el caso del punto G y del desconocido
punto A.
En
la sexualidad, existen zonas del cuerpo como el punto G y el punto A, que
poseen gran importancia debido al efecto que producen al ser estimulados
durante las relaciones sexuales.
El
punto G es una zona ubicada en el cuerpo de las mujeres tras el pubis y
alrededor de la uretra, el cual al ser estimulado correctamente incrementa la excitación
y puede conducir al orgasmo. Sin embargo no es la única zona erógena posible de
acceder durante el encuentro sexual para un mayor placer.
Dado
que también se encuentra el llamado punto A o punto AFE (Anterior Fornix Erotic
Zone), ubicado en el extremo posterior del clítoris. Es decir muy profundo
dentro de la vagina encima del cuello uterino, cerca del cérvix, por lo que
puede producir gran placer o por el contrario, incomodidad al ser estimulado.
Expertos
en sexualidad indican que el área donde se encuentra el punto A es un tejido
sensible que incrementa la lubricación en la mujer e incluso puede provocar un
orgasmo de hasta 20 segundos de duración. Y por sorprendente que parezca no
solo se alcanza mediante el sexo vaginal ya que también se puede estimular
mediante el sexo anal.
Sin
embargo, si no eres fanática de esta práctica, no debes preocuparte por
intentarlo para comprobar los efectos que produce el estimular dicha zona de tu
cuerpo. Ya que a diferencia de otras partes de la vagina y el clítoris, el
punto A no requiere de fricción sino de presión.
Si
deseas intentar alcanzar este punto, recuerda que es necesario mantener una comunicación
constante con tu pareja para detenerse en el momento adecuado. Recuerda que las
relaciones sexuales son una fuente de placer, deseo y conexión con tu
compañero, así que no tengas miedo de detenerte si sientes dolor o incomodidad
al rozar tus propios límites en la cama.
Si eres de esas que cree en el amor y de la idea de que tienes solo 1 amor en al vida, esta nota es para ti.
Sin duda, todos tenemos la idea de que la vida es crecer, conoces al amor de tu vida, te casas, tienes hijos y bueno ere feliz por lo que queda de vida. Pero mientras vamos creciendo, vamos conociendo poco a poco la realidad, nos damos cuenta de que eso que nos vendieron de pequeño es toda una mentira.
De seguro conoces la historia, sino es que la viviste en carne propio es por alguien más que, obviamente, NO se casó con el amor de su “vida”. Pero crecer significa que nos damos cuenta de que a veces el amor no lo puede todo.
El amor no le gana a la mentira o la evita, la traición, distancia, enfermedad y muerte el amor no lucha contra ellos. Tal vez hace algunos años experimentaste desde muy pequeña y viviste muchas cosas como vivir esa relación con tanta pasión, hasta que un día se separaron por alguna razón.
Y todo esto también está bien
Madurar y crecer significa que en ocasiones podemos sentir muchas cosas en nuestro corazón, tomemos una decisión de terminar una relación que tal vez no nos hace bien. Aunque, también significa que en algún momento conocerás a otro amor más recíproco, comprensivo, estable e importante en tu vida.
En
una relación sentimental, existen momentos en los que pese al amor, pasión y
deseo que sientes hacia tu pareja, es posible sentir en ciertas ocasiones que
es menos atractiva de lo normal.
El
aspecto visual de la pareja, incluso si no es el punto principal de la relación,
posee una gran importancia para el atractivo, interacción, química, sensualidad
y pasión que ambos experimentan durante el vínculo.
Debido
a ello, resulta alarmante cuando comienzas a percibir a tu otra mitad como
menos atractiva de lo que sentías al comenzar la relación. Sin embargo, no
debes alarmarte, dado que se trata de una respuesta biológica del cuerpo,
especialmente en las mujeres hacia los hombres.
Así
lo confirmó una investigación que analizó el cambio en las hormonas femeninas, específicamente
durante los días previos a la ovulación. El estudio contó con la participación de
más de 30 mujeres, quienes al registrar un aumento en los niveles de estradiol,
experimentaron una menor atracción física por sus parejas.
Además
de sentirse “menos satisfechas en su relación”, sin importar el tiempo que
llevan junto a sus respectivas parejas. De acuerdo con los investigadores de la
Universidad VU de Amsterdam, el cambio en el nivel de las hormonas de las
mujeres produce cambios en su organismo, estado de ánimo y sentimientos.
Durante
el ciclo menstrual, el cambio de nivel de las hormonas afecta el comportamiento
de las mujeres, hasta el punto en que sus parejas son capaces de percibir dicha
alteración. La cual interfiere con la percepción del atractivo de tu compañero,
pero en realidad no es una verdadera amenaza para la relación.
Según
el estudio, este cambio hormonal no afecta a las relaciones sexuales, aunque la
mujer requiere de mayor tiempo y preparación para alcanzar el orgasmo. Incluso
es posible que se siente menos cómoda con su apariencia y prefiera intentar
nuevas opciones bajo las sábanas.
Así
que la próxima vez que sientas una disminución de tu interés físico y sexual
haca tu pareja, mejor asegúrate de que tus sentimientos sean los correctos
antes de finalizar tu relación. Dado que puede tratarse de una alteración de
tus hormonas, cuyo efecto será temporáneo aunque puede causar grandes problemas
si te precipitas.
Aunque
pueda parecer extraño e ilógico, muchas parejas eligen permanecer junto a sus
compañeros sentimentales incluso cuando el amor y el deseo se desvanecen con el
paso del tiempo.
Normalmente
las parejas suelen terminar de forma temporal o definitiva debido a los
problemas y dificultades de la relación, que les conducen a dejar de sentir afecto
y pasión por su otra mitad.
En
algunos casos las personas prefieren aferrarse a sus relaciones afectivas,
incluso cuando ya no albergan ningún sentimiento de amor por el otro. Dado que
el temor a cambiar de rutina y a experimentar nuevamente la vida de soltero(a),
influye en la decisión de permanecer en un vínculo que no representa ningún beneficio.
Sin
embargo, para algunos la idea de finalizar su relación amorosa no representa
una opción fácil de tomar, debido al miedo de herir los sentimientos de sus
antiguas parejas. Por lo que prefieren retrasar la separación e ignorar los
problemas y descontentos existentes entre ambos hasta el máximo posible.
A
primera vista puede parecer un acto de altruismo y bondad, pero en realidad se
trata de trata de una decisión que puede causar grandes remordimientos y
arrepentimientos a futuro.
Un
estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology con la participación
de más de 1.300 parejas, determinó que quienes manifiestan dependencia
emocional suelen evitar el rompimiento. Dado que se sienten en la obligación y
en la necesidad de mantenerse aferrado a dicho vínculo sin importar las
consecuencias de dicha decisión.
Gran
parte de este comportamiento se deriva del temor y arrepentimiento que se
experimenta al causar dolor y sufrimiento en la otra mitad de la relación. Por
lo que muchas personas prefieren aguantar y sobrellevar sus molestias y
desilusiones con la esperanza de evitar un daño emocional a esa persona
especial.
Pese
a dicha demostración de empatía y desinterés, es recomendable encontrar el
valor de finalizar cualquier vínculo de pareja al dejar de sentir amor y afecto
por esa persona. Debido a que al evitar el rompimiento, solo se posterga el
sufrimiento de forma innecesaria e incluso se puede destruir cualquier
posibilidad de reconciliación o de amistad en el futuro.
Así
que si sientes que ya no existe ningún vínculo afectivo que te una a tu pareja
y no hay posibilidades de reparar la relación, entonces tu mejor opción es
finalizar con esa persona. De esta forma podrás cerrar dicha etapa en tu vida
al tiempo al evitar causar daños más profundos entre tú y tu futura ex pareja.